LOS CINCO (+ 2) EN ASTURIAS
La mudanza del material la hacemos al mediodía, en un precioso dia gris. Cuando aterrizamos en Oviedo, la Catedral ya está cerrada, osea que elegimos una sidrería y tomamos unos culines.
uego nos espera otra larga mesa llena de fabes, morcillas, chorizos, tocinos y salpicones grasientos que debería hacer paisano a un turista. Se celebra el dia de San Flaviano -que bien pudo guerrear junto a Viriato por estas geografías-, y con las sidras emoticonadas por el sommelier, ensamblamos una tertulia de bostezos y resacas, el preferente huso horario para encamarse en el hotel de Julio, el Carbayón. Quizás no tenga el museo clasicista de Don Pedro (hotel de Avilés), pero resulta limpio y acogedor. Todo el territorio siesta queda en los interrogantes, como cuándo los 5 ingleses perdían a su perro y éste aparecía con un calcetín rosa.
El anochecer nos llevó hasta Gong, un rehabilitado after que se enfrentaba al personal con programaciones de flamenco. Quizás fue porque si, como canta Enrike -que lo hizo excepcionalmente al amparo de su banda más unplugged-, pero la hora no nos otorgó espectadores, y lo hicimos, dignamente, ante un par de brillantes bohemios del periodismo y de la publicidad, que no dejaron de pasearse por el escenario para inmortalizarse junto a la banda. Y ante Sergio, decano de garitos musicales, un tipo interesante.
Experiencia , la de actuar ante las minorías de las minorías, que resulta recalcitrante, cuando la certificas a kilómetros de casa. Despues, Oviedo (y su barrioviejo) era una madrugada blindada de jóvenes, alcohol, drogas y disfunciones. Solo faltaba el rockanroll que se había evaporado en el siglo pasado.
(J.L.)
Experiencia , la de actuar ante las minorías de las minorías, que resulta recalcitrante, cuando la certificas a kilómetros de casa. Despues, Oviedo (y su barrioviejo) era una madrugada blindada de jóvenes, alcohol, drogas y disfunciones. Solo faltaba el rockanroll que se había evaporado en el siglo pasado.
(J.L.)
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